¿Existe continuidad entre las políticas de las actuales autoridades de la ANEP y la receta neoliberal de los 90?
El pasado 2 de diciembre quedó aprobado el texto definitivo del presupuesto nacional, destinado a orientar los destinos generales de la administración pública del 2011 al 2015. Todo lo relativo a la ANEP se encuentra al final del documento, en la sección V, inciso 25, artículos 671 a 683. En ellos se destinan partidas para los diferentes niveles de ejecución del ente: infraestructura, salarios, gastos de funcionamiento, políticas educativas, etc.
Asimismo, en dicho articulado el parlamento autoriza a la ANEP a desarrollar diferentes programas con los financiamientos externos del BID («Apoyo a la Educación Media y Técnica y a la Formación en Educación») y el BIRF («Proyecto de Apoyo a la Escuela Pública Uruguaya»). ¿Supone esto una continuidad entre las políticas de las actuales autoridades de la ANEP y las políticas neoliberales de los 90? A los efectos de responder esta interrogante, consideremos algunos datos extraídos del proyecto de presupuesto de la ANEP para este quinquenio.
El primer elemento a considerar es que la injerencia de organismos internacionales de crédito en los destinos de la educación cuenta con el respaldo de los miembros del actual CODICEN, que en su proyecto de ley presupuestal facultan a la División de Cooperación de la ANEP a formular proyectos que atiendan las demandas del Estado en coordinación con organismos “regionales o internacionales”.[1] En lo que respecta específicamente a los objetivos para la educación media, el mensaje presupuestal del CODICEN explicita su deseo de desarrollar un programa “cofinanciado con el Banco Interamericano de Desarrollo”.[2]
Claro está, una cosa es solicitar financiamiento externo y otra cosa es la orientación que se da a ese financiamiento. Consideremos, entonces, cuáles son los destinos que las actuales autoridades de la ANEP pretenden dar a la enseñanza media.
- 1. El mensaje presupuestal del CODICEN trata asuntos de extrema especificidad educativa desde una óptica empresarial, contribuyendo a que los centros educativos pierdan su perfil pedagógico.
Al igual que los documentos de los organismos internacionales de crédito de los últimos veinte años, el mensaje presupuestal del actual CODICEN se expresa en términos de direcciones sectoriales, divisiones, programas, proyectos, coberturas, monitoreos, controles, gestiones, servicios, toma de decisiones, recursos humanos, promoción, eficiencia, estándares de calidad, tecnologías de la información y la comunicación (TIC), etc. No se trata de una simple cuestión terminológica: se apunta a que la ANEP se convierta en gerencia, la educación en una empresa, los docentes en recursos humanos y los alumnos en clientes.
La interpretación empresarial de los procesos de enseñanza – aprendizaje tiende a priorizar el aprendizaje frente a la enseñanza, pues se considera que la transmisión de conocimientos es “aburrida”, y no es “consumida” por los “alumnos-clientes”. La pregunta es: ¿qué tipo de aprendizajes son posibles sin enseñanza? Lo cierto es que esta concepción educativa se refleja claramente en el mensaje presupuestal del CODICEN, fiel al lineamiento de que “resulte atractivo estudiar”, inspirado en la “Declaración de Educación para Todos” de la UNESCO (Jomtien).[3]
Lo que se esconde detrás de esta acusación de que las clases son “aburridas” es un criterio de productividad: se “despilfarran” demasiados recursos en algo que no vende. Es necesario “invertir” en “jornadas de actualización docente” económicamente redituables, que promuevan “perfiles de docentes acordes con los desafíos que presenta la realidad actual”.[4] Es en ese sentido que se inscriben los proyectos “Pintó Deporte” y “Liceos Abiertos”,[5] las “plataformas virtuales de enseñanza para apoyar a los docentes”,[6] y la institucionalización del Programa de Políticas Lingüísticas.[7]
“Lo más notable de esta lógica es que es esencial y ontológicamente falaz. No fue hecha a partir de «cómo funciona» la realidad educativa, sino de «cómo debería funcionar», si la enseñanza fuera una empresa cuyo producto fuera los aprendizajes de los estudiantes, y los profesores fueran los operarios de la fábrica. He ahí el sentido de los objetivos, los contenidos, los recursos, las actividades y la evaluación como actividad esencialmente medidora de logros. Una de las razones por las cuales esta lógica está tan ligada a los poderes del Estado y a los discursos alienados de muchos docentes, es precisamente que es la única bajo la cual el Estado se convierte en autoridad monopólica y autosuficiente en materia educativa. En realidad es una lógica totalitaria, y posiblemente la más antidemocrática que se pueda pensar”.[8]
- 2. El mensaje presupuestal del CODICEN prioriza la orientación de la enseñanza hacia el “mundo del trabajo”.
La primera línea estratégica del mensaje presupuestal del CODICEN es la “superación de la calidad educativa”. ¿Y qué es lo que las autoridades del ente proponen para dotar de mayor “calidad” a nuestro sistema educativo? Pues el impulso de variadas formas de relacionamiento con el mundo del trabajo, partiendo del principio de que cualquier espacio en el que se produce bien, es un espacio de aprendizaje.
El CODICEN planifica ofrecer diferentes propuestas en ese sentido: talleres pre ocupacionales, identificación de estudiantes con intenciones de trabajar en el mercado formal, derivación a programas de inserción laboral, etc.[9] En la misma línea de las reformas iniciadas en los 90, esta orientación de la educación pública hacia el “ámbito laboral” no es concebida como un objetivo más, necesario para poder integrarse plenamente a la comunidad. Se trata de una concepción que desconoce los valores intrínsecos de los procesos de enseñanza-aprendizaje, encaminándose hacia la mera “capacitación” de “recursos humanos” para elevar los “niveles de competitividad” y “aumentar la productividad”.[10]
En buena medida, la orientación de la enseñanza hacia el mercado laboral se hará a través de las TIC. Para el CODICEN, “una política educativa sostenida en el uso de las TIC es una condición necesaria para el acceso más democrático al conocimiento” y para el acompasamiento del sistema educativo a “las realidades cotidianas”. Sin embargo, el propio CODICEN clarifica que no persigue la democratización del conocimiento y la contextualización del sistema educativo como valores en sí mismos, sino como exigencias del “mundo actual” para permitir que los jóvenes puedan “adaptarse rápida y eficazmente a situaciones sociales, laborales y económicas cambiantes”.[11]
Pero existe otro aspecto alarmante en esta orientación de la enseñanza hacia el mercado laboral a través de las TIC. Trátese de tecnología o de lenguas extranjeras, lo que subyace en la propuesta del CODICEN es que existen conocimientos que son «instrumentales», y que, por esa misma razón, deben ser una prioridad. Se supone que si uno aprende esos conocimientos, después nos van a servir para otras cosas (en este caso, para el “mundo del trabajo”).
“Dado que estamos en un mundo en que el conocimiento es sumamente cambiante, es necesario aprender a aprender, y no aprender una cosa que hoy sirve y mañana ya no. Algo que sirva para todo… Una especie de «comodín cognitivo», una habilidad que se desarrolla y que sirve para tener otros conocimientos… Podríamos intentar mostrar que esto es una ilusión… Lo que se sabe de las posibilidades de un «aprender a aprender», aparece fuertemente vinculado a la posesión de conocimientos específicos y profundos. O sea, si existe un aprender a aprender, es aprender Historia, no para poder aprender de eso Geografía o Química. Si existe no es una transferencia hacia el costado, es una transferencia hacia adentro y en profundidad; no se va del campo; cuanto más uno sabe, más puede saber solo”.[12]
- 3. El mensaje presupuestal del CODICEN busca la “contención social” de los sectores marginales.
Si se orienta la educación hacia la preparación para el mercado laboral, ¿qué hacer con aquellos sectores económicamente marginados que, aunque reciban un tratamiento diferenciado, no consigan insertarse en el modelo productivo del país? La pobreza constituye el “talón de Aquiles” del modelo económico hoy hegemónico, no sólo porque pone en duda la democracia del sistema, sino porque puede llevar al sistema a un colapso: si los pobres no asimilan los cambios, pueden generar conflictividades que afectarán la estabilidad del sistema. La receta neoliberal para este problema es clara: si la educación no logra incorporar a los sectores marginados a la “economía moderna”, al menos debe paliar sus necesidades mínimas, a los efectos de impedir que sus reclamos se generalicen.
En sintonía con la receta neoliberal, el CODICEN avanzará en el quinquenio hacia la prestación de servicios de tipo social que no son tareas específicas de la educación, junto a una ampliación de los tiempos de “cobertura”: universalización de la educación preescolar y de las escuelas de tiempo completo, mínimo de actividad curricular de novecientas horas anuales a los alumnos de educación primaria y media básica, y obligatoriedad de la enseñanza media superior.
En el mismo sentido se encuentra el cometido de “generar ofertas educativas específicas que den respuesta a las necesidades e intereses” de “las personas que no culminan los niveles educativos obligatorios, no estudian ni trabajan”, especialmente la “población marginal y pobre”.[13] Este lineamiento curricular encuentra explícitamente su sustento en la “Declaración de Educación para Todos” de la UNESCO (Jomtien): “que se potencien las capacidades de los estudiantes en sus ámbitos personales, familiar, laboral, social y ciudadano”.[14]
“No es que la educación marche mal, es que la sociedad y la economía marchan mal, y se piensa que la educación o resuelve el problema o al menos ayuda a contenerlo… La violencia es considerada como un problema educativo… El hambre también ha terminado por ser un problema educativo… El embarazo precoz, el contagio del sida y el consumo de drogas, también parecen ser problemas educativos, de manera que es cuestión de las autoridades de la enseñanza hacer algo al respecto… El punto en cuestión no es que la violencia, la drogadicción, la marginación, la desocupación y el hambre no sean problemas. El punto es que no son problemas educativos, aunque posiblemente causen problemas a la educación. Si ese es el caso, entonces habría que solucionarlos para mejorar la enseñanza, pero no es la enseñanza la que ha de resolverlos, simplemente porque no puede hacerlo de ninguna manera”.[15]
Repasemos…
La ANEP formulará proyectos en coordinación con organismos “regionales o internacionales”. Los asuntos educativos son tratados desde una óptica empresarial. Los miembros del CODICEN acusan a los docentes de proponer enseñanzas no redituables económicamente. Quienes presiden la ANEP identifican “calidad” educativa con la “capacitación” de “recursos humanos”. El uso de las TIC busca que los jóvenes puedan “adaptarse rápida y eficazmente a situaciones laborales cambiantes”. Se apuesta otra vez a supuestos conocimientos «instrumentales». Se busca la “contención social” de los sectores marginales, responsabilizando a la educación de paliar sus necesidades básicas.
¿Supone esto una continuidad entre las políticas que las actuales autoridades de la ANEP han previsto para el nuevo quinquenio y las políticas neoliberales de los 90? Pues sí. No es casual que el presidente Mujica haya elogiado recientemente la reforma de Germán Rama. Tampoco lo es que el CODICEN haya elegido como posibles asesores para el Fortalecimiento de las Instituciones para la Mejora Educativa (PROFIME), a personajes como Ricardo Vilaró, Adela Pereyra y Renato Opertti, comprometidos con los anteriores procesos de reforma.
Compañer@s, nos corresponde resistir, una vez más, la aplicación y profundización de recetas que han contribuido al deterioro de nuestra educación pública. El primer paso ha de ser el estudio y la discusión de lo que se viene. Teniendo como ejes las preguntas más elementales: ¿qué es un liceo?, ¿cuál es el lugar del conocimiento en él?, ¿cuál es el lugar del docente?, ¿cuál es el lugar del estudiante?, ¿a qué se lo incluye al estudiante?, ¿qué es una educación de “calidad”?
Debemos nutrirnos del rico acervo que nuestro sindicato ha construido en su historia en materia de proyecto educativo, priorizando la meta de una formación crítica y reflexiva de nuestros estudiantes. De nosotros depende desestructurar el discurso oficial, contraponiendo una concepción de la educación articulada desde abajo, denunciando que se pretende ahondar aún más la brecha entre la educación de los pobres y la educación de los ricos.
Julio Moreira, Liceo 61, Montevideo
Marzo de 2011
[1] ANEP. Proyecto de presupuesto. Sueldos, gastos e inversiones. Período 2010-2014. Tomo II: Programa 01. CODICEN. Pág. 7.
[2] Ibidem. Pág. 33.
[3] Ibidem. Pág. 13.
[4] Ibidem. Pág. 14.
[5] Ibidem. Págs. 36-38.
[6] Ibidem. Pág. 36.
[7] Ibidem. Pág. 40.
[8] Zavala, Ana. Yo mando, tú enseñas, él aprende… El poder y el no poder del Estado en materia educativa. Tomado de FENAPES. Educación Secundaria. La reforma impuesta. Editorial Nordan Comunidad. Montevideo. 2001. Pág. 149.
[9] ANEP. Op. Cit. Págs. 15-16.
[10] Ibidem.
[11] Ibidem. Pág. 11.
[12] Zavala, Ana. Intervención en el VII Congreso de Historia: ¿Historia o ciencias sociales? Montevideo, mayo de 1997.
[13] ANEP. Op. Cit. Págs. 13-15 y 36.
[14] Ibidem. Pág. 13.
[15] Zavala, Ana. Yo mando, tú enseñas, él aprende… El poder y el no poder del Estado en materia educativa. Tomado de FENAPES. Educación Secundaria. La reforma impuesta. Editorial Nordan Comunidad. Montevideo. 2001. Págs. 147-148.




